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Musica


¿Para qué sirve la música?



Música para comunicarnos


La música es la forma de comunicación más ancestral entre los humanos, la comunicación mediante sonidos, gestos y bailes precedió al lenguaje hablado. El primer lenguaje fue musical más que verbal, y lo sigue siendo; instintivamente seguimos hablándoles a los bebés con tono alto y melodía porque sabemos que es como mejor nos entienden, así se dan cuenta de que queremos comunicarnos con ellos.
La selección natural hizo que sobrevivieran los humanos que más desarrollaron la capacidad de comunicación, ya que es necesaria para la vida en grupos cada vez más grandes y por tanto más seguros: buscar comida, defenderse de animales, alimentar crías, etc.
Así, la biología potenció las habilidades del ser humano para el canto; la capacidad musical fue una adaptación, se impuso como método para mejorar la supervivencia.
La música es el mayor estímulo que tenemos los humanos para la comunicación, más que el lenguaje. La razón es que induce emociones, nos permite comunicar un mensaje con carga afectiva.


Música para emocionarnos


Además, la música es un lenguaje universal de emociones, el oído es sensible a tonos y melodías que provocan estados de ánimo determinados e iguales en todos. La percepción humana de determinadas pautas sonoras musicales provoca los mismos sentimientos de alegría, tristeza o miedo en todos. Un asiático siente alegría ante tonos ascendentes de música de guitarra española y tristeza ante cadencias descendentes.
Esta capacidad de inducir un estado de ánimo común a todos promueve las relaciones, la cohesión y los vínculos sociales.
¿Por qué ponemos el himno de un equipo antes del partido? Siempre que los humanos nos reunimos por alguna razón, la música está presente: en las bodas, en los funerales, en la graduación en la universidad, en los desfiles militares, en los acontecimientos deportivos, en las oraciones, las cenas románticas, o cuando una madre acuna a su hijo…
Actualmente, en las sociedades avanzadas escuchamos música y apreciamos el baile pero apenas cantamos ni bailamos. Creo que hemos sustituido la música como medio de comunicación por la escritura, el teléfono, los e-mails, etc. y ahora la utilizamos como elemento inductor de placer y también la consideramos como cultura y como arte.


Música para aprender


Hay teorías que dicen que la música también se desarrolló evolutivamente porque estimula el aprendizaje. Estimula los sistemas de atención y de memoria; todos sabemos que es más fácil aprender las tablas de multiplicar con música y cómo recordamos también la letra de una canción aunque pasemos años sin escucharla.

Al parecer, sin la capacidad de escuchar musicalmente no podríamos aprender un idioma.


Música para emparejarnos

Al evolucionar la comunicación verbal en la especie humana, el cortejo sexual pasó de la pelea a la persuasión no violenta mediante cantos o ventajas en su apariencia física.
La función de la música en la selección sexual también existe en otras especies como las aves; los machos son capaces de componer nuevas melodías y cuanto más largo y elaborado es el repertorio mas rápidamente ovula la hembra.
La música permite exhibir las aptitudes sexuales. Los bailes tribales se basan en una buena musculatura y energía (salud física), en el ritmo (salud mental) y en el canto (creatividad). Antropológicamente éstos eran los atributos masculinos que atraían a las mujeres porque eran los indicadores de protección y alimento para sus hijos. Miller, de la Universidad de California, dice que la mujer conserva estos gustos sexuales en los genes y ha hecho estudios en los que demuestra que las mujeres durante la ovulación tienen las mismas preferencias que las prehistóricas.

Hay estudios que afirman que los hombres que más éxito tienen en cuanto a la cantidad de apareamientos son los cantantes de rock, aunque sean feos, pero que las mujeres quieren tener relaciones sexuales con ellos pero no casarse. Como se ha separado sexo de maternidad, las mujeres los quieren para sexo, pero no para ser los padres. Actualmente tenemos otros condicionamientos sociales y culturales, y según autores como Miller, la elección del padre se asocia más a la capacidad económica del varón.
La música como método de cortejo es especialmente evidente en la adolescencia, cuando nuestro cuerpo se prepara para la reproducción son mas marcados estos instintos.

Música para el placer

Sin duda la música también es un estímulo de placer. El “núcleo accumbens” está formado por un grupo de neuronas del encéfalo, su estímulo produce dopamina, una sustancia que nos hace sentir bienestar. Este núcleo es el centro del placer por el sexo, la comida, la cocaína, la heroína, la nicotina, las adicciones a los juegos y desde el año 2013 se sabe que también del placer por escuchar música (Valorie Salimpoor).

Antropológicamente, el placer sexual (que sólo existe en los humanos y los delfines) puede explicarse como un incentivo para la reproducción. Me explico:
Si el hombre primitivo, que no disponía de mucha comida, no hubiera obtenido placer como recompensa de las relaciones sexuales, habría evitado el gasto energético que éstas suponen, poniendo así en peligro la evolución de la especie.
Y lo mismo la mujer: si no hubiera sido por el placer del sexo, habría evitado tener hijos. Por eso digo que el placer sexual supone un incentivo para la reproducción. ¡Y además genera un deseo de repetición!
Yo supongo que para reforzar todas las acciones importantes para la supervivencia, nuestros cerebros desarrollaron evolutivamente mecanismos para fomentar y recompensar esas conductas.
Los humanos hemos aprendido a puentear las actividades originales y accedemos directamente a los sistemas de recompensa. Podemos comer por gusto alimentos sin ningún valor nutritivo, tener sexo sin procrear, escuchar música en solitario, etc. pero los centros de placer del sistema límbico no saben diferenciarlo.

Así, es posible que todas las teorías del origen de la música sean ciertas. Que evolutivamente se haya mantenido como inductora del cortejo sexual y como elemento de comunicación entre miembros de la tribu. Y que con el paso del tiempo ya no la necesitamos para esto, pero la sigamos utilizando para estimular los receptores de placer que nuestro cerebro tiene.

Quizá la música sigue despertando en nuestros núcleos cerebrales las mismas reacciones de siempre.

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